La frase no es mía, como saben muchos de ustedes. Es de San
Pablo, quien inspirado por el Espíritu Santo la pone en su carta a los Gálatas.
Quizás alguno se preguntará ¿Y por qué dice eso?
Lo que sucede es que este gran santo es completamente
consciente de la fragilidad humana, y
cómo es posible que cualquiera de nosotros se canse en su empeño por
hacer el bien. Alguno puede que
ante las dificultades de la vida, ante los problemas que encuentra quiera
cansarse de hacer el bien. Pero no. No debemos desfallecer en nuestro afán por
hacer el bien; en comunicar la verdad, en transmitir al mundo la esperanza, en
nuestro deseo de ser justos y de en todo buscar el bien del hermano. Quizás
estas cansado de atender a tus papas que son mayores, o de quedarte cuidando
a tu hermano o de cuidar a tus abuelitos, o de ser paciente con esa persona que
te molesta, o quizás cansado de
ser honrado cuando ves que muchos roban, o estas a punto de dejar de luchar por vivir castamente y luchar por tu pureza
cuando ves que muchos desfallecen o declinan en su esfuerzo por vivir esta virtud. Quizás ves mucha corrupción y tienes ganas de devolver mal por mal
o insulto por insulto. Pero no. Escucha hoy nuevamente la Palabra de Dios y que
esta te anime a seguir sembrando el bien que a su tiempo dará fruto. No te
canses de hacer el bien. Transformemos este mundo como lo dijo San Pablo,
siguiendo al Divino Maestro con el amor ejemplo del amor, con su enseñanza del
perdón, de vencer al mal a fuerza de bien. De ofrecer el perdón donde
encontremos odio, de no ser indiferentes ante el dolor ageno, de no ser duros
de corazón sino sensibles, ante las necesidades de quienes nos rodean.
No es fácil, es verdad. Cuesta y a veces puede ser que
tengas la tentación de decir ya no más. Pero ánimo, No te canses. No dejes de
sembrar la bondad y la justicia, comenzando obviamente por tu propio interior.
Ese es el primer lugar donde no debemos desfallecer en el esfuerzo de hacer el
bien, de sembrar el amor, de que reine la paz y dejarnos refrescar siempre por
la presencia del Señor Jesús, que no solo es nuestro modelo de vida, sino que
también es nuestra fortaleza.
Por lo tanto leamos otra vez las entusiastas y motivadoras
palabras de San Pablo:“No nos cansemos de
obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. Así
que, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos.” (Gal 6,9-10)
Gracias P. Enrique por tus comentarios que nos llenan de formas para seguir "haciendo el bien sin mirar a quien". A veces, como dices en nuestra fragilidad como humanos nos cansamos de hacer el bien y vemos que la situación no responde pero debemos seguir siempre el camino de luz con mucho ánimo, alegría y perseverancia para que nuestro Padre siempre este feliz de lo que hacemos. Un fuerte abrazo Padre, Dios te bendiga ...
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