El sol se
oculta ante nuestros ojos
Una de las cosas que más me gusta y disfruto es contemplar la
caída del sol. Pero sabemos claramente que el sol no se va, siempre está ahí,
nosotros lo dejamos de ver por unas horas, pero siempre está presente, iluminando
la otra parte del planeta, llevando luz y calor, necesarias, a otras personas. Su
dejar de estar da paso a la noche, necesaria para nuestra salud y crecimiento.
Así también hemos de entender nuestra vida. Dios nunca se va,
siempre está, quizás en algunos momentos sentimos que no calienta como antes,
pero sabemos que está ahí, y esos
momentos de aparente ausencia, también tienen su razón de ser. No lo vemos a El,
pero está detrás de todo. Oculto a nuestros ojos, pero presente y por si nos
quedan dudas basta mirar un día la luna y en ella contemplamos el reflejo del
sol, como diciéndonos que ahí en medio de la oscuridad, está nuestro Padre
cuidándonos y acompañándonos. Ella refleja la luz de aquel que brilla, y da
calor. Así nosotros también siempre de día y de noche estamos ante Dios. Porque
él no se mueve, el está fijo, inmutable, somos nosotros los que nos movemos; Él
no deja de brillar, el no se apaga, ni mengua su luz al derramarla y repartirla
sobre toda la tierra. Así es Dios, y eso me da seguridad, alegría al caminar.
Recuerda, mira el horizonte y por más confusiones que tengas, por
más difícil que sea el día, recuerda que Dios está siempre ahí, que está junto
a ti. Que te acompaña, te da calor, te ilumina.
El sol nos proporciona calor. El amor, nos da calidez y Dios es
amor; y donde hay amor, todo se torna cálido. Cuando falta el amor, todo se
torna frio, oscuro y triste.
Por lo tanto debemos acercarnos a Dios que es amor, para que así
nuestro corazón esté lleno de la calidez que Dios nos da. Alejándonos de la
frialdad, de la dureza, de la indiferencia, de todo aquello que entristece el
corazón, y nos aparta de aquello que nos hace felices de verdad.
Miro una vez más el atardecer y me alegro, por lo que me regalas y
porque al contemplar esta hermosa obra de arte, puedo pensar en Ti, en tu obra
creadora y en tu presencia silenciosa, real y misteriosa.
“Por la entrañable misericordia
de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de
lo alto,
para iluminar a los que viven en
tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz. (Lc
1,78-79)